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Elegir abogado es una tarea que, normalmente por desconocimiento, no es fácil. Y acertar en la elección es aún más difícil. Pero es fundamental tratar de equivocarse lo menos posible, porque entre acertar o no en la elección, las consecuencias pueden ser irreparables. Por ello algunos consejos fundamentales para no errar son:

Elegir abogado es una tarea que, normalmente por desconocimiento, no es fácil. Y acertar en la elección es aún más difícil. Pero es fundamental tratar de equivocarse lo menos posible, porque entre acertar o no en la elección, las consecuencias pueden ser irreparables.

Por ello algunos consejos fundamentales para no errar son:

Experiencia.

Consulta el grado de experiencia del abogado en cuestión en función de los años de trayectoria, formación, casos en los que ha trabajado o colaborado, así como las disciplinas en las que está especializado.

A veces, cuando nos embarcamos en la complicada tarea de elegir abogado, dejamos que sean ellos quienes nos pregunten acerca del caso. Lo cierto es que antes de contratar un abogado, debes de ser tú también quien pregunte sobre su grado de experiencia y profesionalidad.

No olvidemos que es un acuerdo mutuo entre representante y representado. Por lo tanto, debéis conoceros.

Ubicación.

Busca un despacho que sea céntrico y cercano a tu lugar de residencia. No tiene sentido que contrates los servicios de un despacho de abogados que se encuentre a cien kilómetros de distancia.

El contacto entre abogado y cliente es importante en todo momento hasta la resolución definitiva del caso, y cuanto más cerca estés de él más fácil será el contacto.

Accesibilidad.

Un abogado debe ser accesible, debes poder contactar con él con facilidad. Si te resulta complicado contactar, no responde a tus e-mails o llamadas, cambia de abogado o descarta esa opción.

Necesitas a alguien que responda a tus preguntas, anteponga tus intereses, te asesore y acompañe en todo momento durante la resolución del caso.

Especialidad.

Existe una gran variedad de tipos de abogados. Elige aquel que esté especializado en la rama a la que pertenece tu caso ya que te ofrecerá mayores garantías que otros profesionales especializados en otras ramas del Derecho o en ninguna (que también los hay)

Responde a tus preguntas y te informa.

Elige un buen abogado que sea sincero y de respuesta de manera clara a todas tus preguntas; en la primera cita te debes de dar cuenta de cómo actúa ante tu interrogatorio; la profesionalidad, la experiencia y las referencias son puntos a su favor. Después  te debe mantener informado acerca de cómo se está desarrollando el procedimiento, aunque en este sentido, hay que ser paciente, ya que los plazos a menudo son largos y si no hay novedades, es innecesaria la comunicación.

Confianza y seguridad.

También debe generar confianza. La relación con un abogado exige cierto grado de compromiso. Debe trasmitir valores como honradez, responsabilidad, dedicación, etc. Esto se palpa en una primera toma de contacto; activa tus cinco sentidos. Además, debe transmitirte seguridad.

Cualidades.

Busca  en el abogado cualidades como el conocimiento y razonamiento, no sólo hay que conocer, sino hay que saber razonar de manera contundente los argumentos, para hacer valer los derechos que defiende.

Honorarios.

Los honorarios son importantes, pero no es lo fundamental. También aquí, demasiadas veces, rige el principio de que “lo barato es caro”. No te fíes de quien te ofrezca precios “de derribo” y cuando tengáis que veros te cite en un bar o en las dependencias del Juzgado. En general, el coste del servicio de un abogado es directamente proporcional a la calidad, atención y estudio que dedique al asunto.

Opiniones y referencias.

Consulta opiniones y valoraciones a través de sus perfiles en redes sociales o página web. Son una valiosísima fuerte de información. También de otros clientes que haya tenido y de profesionales u operadores jurídicos. Es importante que el abogado tenga buenas referencias; déjate asesorar por amigos, familiares o compañeros de trabajo que hayan estado en tu misma situación y qué puedan asesorarte sobre el tema. Elige siempre profesionales con referencias positivas. Y no te olvides de la reputación, tanto del bufete como del abogado personalmente